Aprendí a ser un animal nocturno, a reir cuando quería llorar, a salir de casa sin pensar en volver o no volver. Sin querer me hice de piedra, sin saber, empecé a morir, maté a mi alma de hambre.
Si pudiera parar el tiempo, sabotear el silencio, mandar en mí…
Yo no quiero querer y ser presa otra vez, pender de un hilo, pender de unas manos resbaladizas, no, eso ya no…
Caer, volver a caer, y levantarme en silencio como ayer, sin lágrimas… ya no hay lágrimas…
martes, 17 de julio de 2012
viernes, 13 de julio de 2012
Dijo que nada sería para siempre, que la vida se termina, que todas las cosas que se quedan en el pasado el viento nunca se las lleva y que se quedan ahí convertidas en dolor. Pero se le olvidó decir que a veces cuando las recordamos nos sacan una sonrisa y nos recuerdan que siguen estando ahí aunque las hayamos olvidado.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)